PURGAR LOS RADIADORES.
Este proceso consiste en eliminar las burbujas de aire que se quedan dentro del radiador y que impiden que salga el máximo calor. Del mismo modo, debemos limpiar los filtros de la calefacción para retirar el exceso de polvo y pelusa acumulado. Estos trabajos deben realizarse al menos una vez al año.
NO CUBRIR U OBSTACULIZAR LAS FUENTES DE CALOR.
Es muy importante no cubrir los radiadores con ropas o cortinas, pues no solo impiden que salga todo el calor, sino que también hay riesgo de que, al calentarse los tejidos, salgan ardiendo. Lo mismo pasa si se colocan muy cerca muebles u otros objetos que obstaculicen la salida del aire caliente.
VENTILACIÓN.
Para mantener la temperatura óptima dentro de nuestro hogar, hay que aprovechar las horas de sol para tener las persianas subidas, y abrir las ventanas en las horas centrales del día para ventilar la estancia tan solo 10 o 15 minutos. Se recomienda tener un sistema de herrajes con ventanas oscilobatientes y con sistemas de microventilación, ya que permiten airear la estancia en su justa medida sin perder demasiada energía y calor.
Cuando anochece, debemos bajar las persianas y echar las cortinas, de esta manera, evitaremos que se enfríe el interior a través de los cristales. No obstante, la orientación de las ventanas es decisiva, pues aquellas orientadas al sur reciben más calor, ya que el sol da todo el día en invierno, primavera y otoño.
UBICAR EL CALOR.
Debemos tener claro cuáles van a ser las estancias donde vamos a estar o usar para calentar solamente éstas; todas aquellas habitaciones que no vayamos a usar pueden estar cerradas, así ahorraremos energía al no calentarlas innecesariamente.
USO DE LA CALEFACCIÓN.
Según recomienda el IDAE (Instituto para la Diversificación del Ahorro y la Energía) la temperatura ideal de calefacción en espacios cerrados se sitúa entre 19 y 21 grados. Por cada grado que subimos la temperatura, se incrementa en un 7% el consumo de energía y además, ese aumento de calor provoca un exceso fatiga y dolor de cabeza que perjudican al descanso.
Una manera de ahorrar energía y dinero, es hacer un uso correcto de la calefacción, por ejemplo, cuando no estamos en casa o estamos durmiendo no es necesario tenerla encendida, pero si la estancia está demasiado fría y queremos mantenerla encendida mientras dormimos, debemos bajar la temperatura a unos 17 o 18 grados.
Es mejor, utilizar calefactores y radiadores con termostatos, así podremos programar su encendido para que empiece a calentar unos minutos antes de llegar a casa y que funcione gradualmente para que la temperatura interior óptima de la estancia no sobrepase los 20º C.
AISLAMIENTO.
Este es posiblemente el factor decisivo, tener un mal aislamiento en las puertas, ventanas, techos, suelos y muros de la vivienda afecta, no solo al confort del hogar, sino que también provoca un alto consumo energético y económico, pues el calor se escapa sin darnos cuenta, sobre todo por las ventanas.
Para impedir ésto, podemos colocar burletes que se adhieren a los marcos de las ventanas; burletes que se ajustan bajo la puerta cubriendo el hueco que hay entre ésta y el suelo; así como, colocar aislante en las cajas de las persianas, de esta manera evitaremos las corrientes de aire frío.
Sin embargo, la mejor solución para evitar esta pérdida de calor es instalar ventanas con rotura de puente térmico o RPT, que impiden la condensación en los marcos de las ventanas y la pérdida de calor pues evitan que el aire circule entre la parte interna de la carpintería y la externa; así como tener ventanas con doble acristalamiento. En el caso de los suelos, también debemos saber que tener suelos de madera, tarima flotante o de parquet hacen la estancia más cálida y acogedora, por lo que ayudan a mantener la temperatura mejor.
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