Ventila al amanecer y al anochecer
La clave está en ventilar cuando hace más fresco creando corrientes de aire entre distintas habitaciones o patios interiores. Conviene hacerlo durante toda la noche hasta primera hora de la mañana, así eliminamos el aire caliente que se ha acumulado durante el día y bajamos la temperatura, lo cual nos ayudará a conciliar mejor el sueño.
Baja las persianas y usa toldos
Aunque la persiana es algo típico de la cultura mediterránea, especialmente de España. Sin duda, es el mejor sistema para oscurecer parcial o totalmente el interior de una estancia. Por eso, una vez se haya ventilado la habitación, debemos cerrar las ventanas, bajar las persianas y extender los toldos durante el día para procurar conservar la temperatura obtenida. Sin embargo, durante el día se acumulan humos, olores y partículas que deterioran la calidad del aire y que lo convierten en insalubre. Por eso recomendamos utilizar nuestros sistemas de microventilación para puertas y ventanas, los cuales están homologados por el Ministerio de la Vivienda permitiendo una ventilación controlada en la habitación.
Uso de las habitaciones
Aquellas habitaciones que menos se usen o que estén más expuestas al calor conviene cerrarlas durante las horas centrales del día, para que no calienten innecesariamente al resto; por la noche las abriremos nuevamente para ventilarlas. Además, debemos distribuir el mobiliario de manera que quede un espacio amplio y diáfano; eliminando temporalmente aquellos muebles que no se utilizan en verano para permitir que el aire circule libremente por la estancia. Alejando de la exposición al sol aquellos enseres más próximos a las ventanas o paredes pues absorberán calor que expulsarán por la noche.
Tejidos de verano
Utiliza sábanas, cortinas y fundas de colores claros que dan mayor sensación de frescura; cuyos tejidos contengan un alto grado de algodón, gasa o lino pues transpiran mejor y ayudan a mantener fresco el ambiente. Por consiguiente, debes retirar todas aquellas fundas, alfombras o tapices de tejidos gordos y calurosos como lanas, terciopelos, etc.
Usa el extractor
Mientras estés cocinando o te estés duchando, enciende el extractor para conseguir que salga el aire caliente. De todas formas, abre solo cuando lo necesites el grifo del agua caliente, así evitarás generar demasiado vapor y humedad.
Usa los electrodomésticos por la noche
Todos los electrodomésticos son fuentes de calor, así pues procura utilizar el horno, el lavavajillas, la lavadora, … a últimas horas de la tarde o por la noche para compensar la emisión de calor abriendo las ventanas y aireando la estancia.
Usa luces frías
Si aún no has hecho el cambio de bombillas incandescentes por LED o por bajo consumo es un buen momento para hacerlo, pues las incandescentes emiten mucho calor y además gastan más energía.
Usa correctamente los ventiladores
Los ventiladores de techo son la mejor alternativa si no tenemos o no queremos usar el aire acondicionado. Pero no todo el mundo sabe que tienen dos funciones: ■ Para invierno, se ajustan para que giren en el sentido de las agujas del reloj, para desplazar el aire caliente que se acumula en el techo por toda la habitación. ■ Para verano, es el sentido opuesto a las agujas del reloj para impulsar hacia abajo una corriente de aire capaz de refrescar el ambiente.
Incorpora plantas
Tener en las habitaciones algunas macetas con plantas de hojas verdes, que no necesitan mucha agua, ayudarán a estabilizar la temperatura. Además, si disponemos de zona ajardinada podemos plantar algunos árboles cerca de la fachada para que su sombra se proyecte sobre la misma y así reducir la temperatura. Otra opción, más decorativa, es plantar trepadoras o enredaderas que poco a poco cubrirán la pared y absorberán casi todo el calor exterior.
Riega las superficies
Los materiales de la fachada, techos y paredes también contribuirán a mantener la temperatura interior. Por ejemplo, la piedra natural, el adobe, la cerámica, la cal o el yeso, así como el hormigón y el cemento ayudan a refrescar el ambiente. Sin embargo, hay otros materiales como el ladrillo o el metal, por ejemplo, que se calientan y transmiten el calor hacia el interior, por eso es recomendable regarlos cuando el sol está cayendo porque el agua, al evaporarse, consigue que el aire se enfríe unos grados. Además, podemos colocar algunos recipientes con agua en las zonas más calurosas de nuestra casa para conseguir el mismo efecto.
Estos son algunos sencillos trucos y consejos que, si los llevas a cabo diariamente durante los meses más calurosos, te ayudarán a mantener tu hogar en una temperatura óptima y agradable sin necesidad de gastar excesivamente dinero y energía en aire acondicionado.
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